RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
. :: LITERATURA
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RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
Viejas fotos guardadas en un sobre
Era sábado y llovía.
Habíamos estado paseando por su nuevo barrio aquella tarde, haciéndonos fotos en un parque cercano como dos chiquillos con zapatos recién estrenados, cuando la lluvia nos sorprendió. A M le encantaban las fotos. Acababa de mudarse a esa zona y todo nos parecía precioso y nuevo. Cuando comenzó a llover, corrimos rápidamente a buscar refugio en su casa. M gritaba “vamos, vamos” y yo no podía parar de reír. Cuanto más reía yo, más se enfadaba M. Subimos, nos secamos el pelo y ella se cambió de ropa. M era la persona más friolera que he conocido. Un buen rato después de secarse, todavía seguía temblando. La abracé muy fuerte y ella recostó su cabeza sobre mi pecho. La lluvia seguía acariciando suavemente los cristales de la ventana.
Recuerdo que pensé que me quedaría allí el resto de la vida. Aún hoy, tanto tiempo después, me ha parecido estar allí por un instante.
Esa noche nos quedamos en casa. Yo pedí comida china y bajé al videoclub de la esquina para alquilar una película. A M le encantaba el cine. A veces pienso que era casi lo único que teníamos en común. Cuando subí, M estaba en medio del salón bailando mientras escuchaba una canción de Depeche Mode en el equipo de música. Era su grupo favorito. Me miró con aquella sonrisa de niña y con esos ojos brillantes y enormes. Me acerqué a ella y al primer paso de baile la besé. Después me senté en el sofá, cogí la cámara que aún rondaba por allí y le hice una improvisada sesión de fotos mientras ella seguía bailando y posando graciosamente para mí. Ya les dije que a M le encantaban las fotos. Su pelo aún lucía mojado y estaba realmente preciosa.
Ese era uno de los detalles que más me sorprendían y, a la vez, que más me desconcertaban de M. Podía estar enfadada o molestarse por la cosa más insignificante (y a fe que lo hacía muy a menudo). Pero, de repente, su sonrisa se iluminaba y se le olvidaba el motivo de su enfado con un chasqueo imaginario de dedos. Contemplar a M contenta era una de las cosas que más me gustaba en el mundo. Bueno, la que más.
Después de cenar tallarines chinos (a ella le encantaban), nos acurrucamos en el sofá para ver la película que había alquilado. A M al principio no le gustó nada el título (solía criticar duramente mis gustos cuando bajaba yo sólo a alquilar la película y no traía una de los que ella me había pedido); pero luego, acababan gustándole casi siempre. Muchas veces, en la oscuridad del salón, viendo la tele como aquella noche, al recostarse sobre mí, podía escuchar el latir de su corazón junto al mío. No conozco mejor sensación.
A la mañana siguiente me desperté muy pronto. Me acerqué a la ventana y comprobé que las calles aún seguían mojadas. Tuve la tentación de abrirla un instante para disfrutar del olor que deja la lluvia, pero no lo hice. No quería que M cogiese frío, ni quería despertarla. Me senté junto a ella y durante largo rato miré cómo dormía, mientras acariciaba muy suavemente su pelo y sus hombros. Una noche intenté contar el millón de pecas de su espalda. Resultaba fantástico contemplar a M dormida; estaba especialmente guapa aquella mañana, con el pelo alborotado. Yo deseé que no pasara el tiempo, que se detuviera de alguna forma en ese amanecer de domingo.
Aquel fue uno de los días más felices que recuerdo. Un día perfecto. Probablemente nunca he vuelto a sentirme mejor.
Publicado por Julian Sorel
Era sábado y llovía.
Habíamos estado paseando por su nuevo barrio aquella tarde, haciéndonos fotos en un parque cercano como dos chiquillos con zapatos recién estrenados, cuando la lluvia nos sorprendió. A M le encantaban las fotos. Acababa de mudarse a esa zona y todo nos parecía precioso y nuevo. Cuando comenzó a llover, corrimos rápidamente a buscar refugio en su casa. M gritaba “vamos, vamos” y yo no podía parar de reír. Cuanto más reía yo, más se enfadaba M. Subimos, nos secamos el pelo y ella se cambió de ropa. M era la persona más friolera que he conocido. Un buen rato después de secarse, todavía seguía temblando. La abracé muy fuerte y ella recostó su cabeza sobre mi pecho. La lluvia seguía acariciando suavemente los cristales de la ventana.
Recuerdo que pensé que me quedaría allí el resto de la vida. Aún hoy, tanto tiempo después, me ha parecido estar allí por un instante.
Esa noche nos quedamos en casa. Yo pedí comida china y bajé al videoclub de la esquina para alquilar una película. A M le encantaba el cine. A veces pienso que era casi lo único que teníamos en común. Cuando subí, M estaba en medio del salón bailando mientras escuchaba una canción de Depeche Mode en el equipo de música. Era su grupo favorito. Me miró con aquella sonrisa de niña y con esos ojos brillantes y enormes. Me acerqué a ella y al primer paso de baile la besé. Después me senté en el sofá, cogí la cámara que aún rondaba por allí y le hice una improvisada sesión de fotos mientras ella seguía bailando y posando graciosamente para mí. Ya les dije que a M le encantaban las fotos. Su pelo aún lucía mojado y estaba realmente preciosa.
Ese era uno de los detalles que más me sorprendían y, a la vez, que más me desconcertaban de M. Podía estar enfadada o molestarse por la cosa más insignificante (y a fe que lo hacía muy a menudo). Pero, de repente, su sonrisa se iluminaba y se le olvidaba el motivo de su enfado con un chasqueo imaginario de dedos. Contemplar a M contenta era una de las cosas que más me gustaba en el mundo. Bueno, la que más.
Después de cenar tallarines chinos (a ella le encantaban), nos acurrucamos en el sofá para ver la película que había alquilado. A M al principio no le gustó nada el título (solía criticar duramente mis gustos cuando bajaba yo sólo a alquilar la película y no traía una de los que ella me había pedido); pero luego, acababan gustándole casi siempre. Muchas veces, en la oscuridad del salón, viendo la tele como aquella noche, al recostarse sobre mí, podía escuchar el latir de su corazón junto al mío. No conozco mejor sensación.
A la mañana siguiente me desperté muy pronto. Me acerqué a la ventana y comprobé que las calles aún seguían mojadas. Tuve la tentación de abrirla un instante para disfrutar del olor que deja la lluvia, pero no lo hice. No quería que M cogiese frío, ni quería despertarla. Me senté junto a ella y durante largo rato miré cómo dormía, mientras acariciaba muy suavemente su pelo y sus hombros. Una noche intenté contar el millón de pecas de su espalda. Resultaba fantástico contemplar a M dormida; estaba especialmente guapa aquella mañana, con el pelo alborotado. Yo deseé que no pasara el tiempo, que se detuviera de alguna forma en ese amanecer de domingo.
Aquel fue uno de los días más felices que recuerdo. Un día perfecto. Probablemente nunca he vuelto a sentirme mejor.
Publicado por Julian Sorel
Última edición por Admin el Miér Feb 11, 2009 11:19 pm, editado 3 veces
Re: RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
Azul y negro
De riguroso negro. Así se presentaron ayer en rueda de prensa los chicos de Labuat. Virginia, radiante como nunca antes la habíamos visto, se convirtió desde el primer momento en el centro de atención de la velada; indudablemente era su día. A su derecha Risto, protegiéndose los ojos con sus gafas oscuras de siempre, con esa pose habitual de escudriñar la escena desde cierta distancia. A su izquierda, The Pinker Tones, exhibiendo un par de sonrisas pícaras, como esos chiquillos traviesos acostumbrados a buscarle siempre el lado divertido a las cosas, en especial a todo tipo de saraos.
Estaba tremendamente bien arropada la niña: por sus tres compañeros de viaje, su familia, sus amigos y sus fans. Por si fuera poco cobijo, lucía una espectacular chaqueta adornada con una pequeña capa de color oscuro. No abandonamos el azul (el guiño de Virginia a su marea lo llevaba pintado en las uñas), pero este año, el año de Labuat, se llevará también el negro. A los cuatro les sienta bien. Estaban realmente guapos.
La puesta en escena se inició con un divertido video sobre la creación y producción del disco. Supongo que dicho video se incluirá en el CD a modo de “bonus” porque escuchar “Soy tu aire” con las imágenes de Virginia en pleno proceso de grabación es una verdadera delicia.
Después llegó el momento de resolver algunas dudas, las justas. Habló Virginia y contó cómo había surgido la idea, cómo se había fraguado todo el proyecto y lo que suponía para ella. Estuvo fantástica: graciosa, cercana, humilde y agradecida... sonriendo sin parar. Los chicos estuvieron ocurrentes y cariñosos también, se les veía a todos ilusionados y con ganas de empezar.
Luego llegó el turno de preguntas. Hubo de todo. Las elegantes fueron respondidas elegantemente; las menos elegantes fueron respondidas con sentido del humor. Por fortuna, no faltó alguna ristada, merecida por supuesto. Hubo un par de periodistas que saldrían del acto un poco corridos de vergüenza. Ah no, que no tienen...
Se ofrecieron detalles sobre el disco, sobre el trabajo de producción, sobre el proceso creativo y sobre el magnífico single que acaba de salir al mercado y su simbólica interpretación: la Música es su protagonista. Formidable declaración de intenciones.
Pero lo mejor de todo fue cuando Risto le otorgó todos los poderes públicamente a Virginia. “Ella es la jefa” dijo, capitulando allí mismo a favor de esos ojos azules, con la aquiescencia de los Pinker, que asentían fielmente ante la sonrisa de su capitana. Todo estuvo rodeado de frescura y mucho sentido del humor. La complicidad entre los cuatro es evidente... el buen rollo traspasa la pantalla del Youtube. Además, me cuentan los que estuvieron allí que Virginia estaba desbordante de alegría. Ella y los suyos. No me extraña: no todos los días uno comienza a estrechar entre sus manos un sueño.
Ah, y por lo visto era verdad: no puedes dejar de mirarla.
Lo cierto es que me gustan mucho los amigos que acompañan a Virginia en este viaje que es Labuat. No se me ocurre mejor comando de alquimistas. Así que toda la suerte del mundo en el futuro. Ya era hora de que alguien hiciese algo distinto por la música. La mayoría de las veces para conseguir el éxito no basta con desearlo… hay que ir a por él con con algo más que arena en los bolsillos. Labuat los lleva repletos de talento y alegría. Buena combinación.
Eso sí, chicos, no olvidéis vuestra promesa: cuidad de ella, cuidad de la jefa. Se puede, se debe y se quiere.
Fue ayer en Madrid. A eso de las 6 de la tarde. De riguroso negro, Virginia y sus chicos se vistieron, por fin, de Labuat…
Publicado por Julian Sorel
De riguroso negro. Así se presentaron ayer en rueda de prensa los chicos de Labuat. Virginia, radiante como nunca antes la habíamos visto, se convirtió desde el primer momento en el centro de atención de la velada; indudablemente era su día. A su derecha Risto, protegiéndose los ojos con sus gafas oscuras de siempre, con esa pose habitual de escudriñar la escena desde cierta distancia. A su izquierda, The Pinker Tones, exhibiendo un par de sonrisas pícaras, como esos chiquillos traviesos acostumbrados a buscarle siempre el lado divertido a las cosas, en especial a todo tipo de saraos.
Estaba tremendamente bien arropada la niña: por sus tres compañeros de viaje, su familia, sus amigos y sus fans. Por si fuera poco cobijo, lucía una espectacular chaqueta adornada con una pequeña capa de color oscuro. No abandonamos el azul (el guiño de Virginia a su marea lo llevaba pintado en las uñas), pero este año, el año de Labuat, se llevará también el negro. A los cuatro les sienta bien. Estaban realmente guapos.
La puesta en escena se inició con un divertido video sobre la creación y producción del disco. Supongo que dicho video se incluirá en el CD a modo de “bonus” porque escuchar “Soy tu aire” con las imágenes de Virginia en pleno proceso de grabación es una verdadera delicia.
Después llegó el momento de resolver algunas dudas, las justas. Habló Virginia y contó cómo había surgido la idea, cómo se había fraguado todo el proyecto y lo que suponía para ella. Estuvo fantástica: graciosa, cercana, humilde y agradecida... sonriendo sin parar. Los chicos estuvieron ocurrentes y cariñosos también, se les veía a todos ilusionados y con ganas de empezar.
Luego llegó el turno de preguntas. Hubo de todo. Las elegantes fueron respondidas elegantemente; las menos elegantes fueron respondidas con sentido del humor. Por fortuna, no faltó alguna ristada, merecida por supuesto. Hubo un par de periodistas que saldrían del acto un poco corridos de vergüenza. Ah no, que no tienen...
Se ofrecieron detalles sobre el disco, sobre el trabajo de producción, sobre el proceso creativo y sobre el magnífico single que acaba de salir al mercado y su simbólica interpretación: la Música es su protagonista. Formidable declaración de intenciones.
Pero lo mejor de todo fue cuando Risto le otorgó todos los poderes públicamente a Virginia. “Ella es la jefa” dijo, capitulando allí mismo a favor de esos ojos azules, con la aquiescencia de los Pinker, que asentían fielmente ante la sonrisa de su capitana. Todo estuvo rodeado de frescura y mucho sentido del humor. La complicidad entre los cuatro es evidente... el buen rollo traspasa la pantalla del Youtube. Además, me cuentan los que estuvieron allí que Virginia estaba desbordante de alegría. Ella y los suyos. No me extraña: no todos los días uno comienza a estrechar entre sus manos un sueño.
Ah, y por lo visto era verdad: no puedes dejar de mirarla.
Lo cierto es que me gustan mucho los amigos que acompañan a Virginia en este viaje que es Labuat. No se me ocurre mejor comando de alquimistas. Así que toda la suerte del mundo en el futuro. Ya era hora de que alguien hiciese algo distinto por la música. La mayoría de las veces para conseguir el éxito no basta con desearlo… hay que ir a por él con con algo más que arena en los bolsillos. Labuat los lleva repletos de talento y alegría. Buena combinación.
Eso sí, chicos, no olvidéis vuestra promesa: cuidad de ella, cuidad de la jefa. Se puede, se debe y se quiere.
Fue ayer en Madrid. A eso de las 6 de la tarde. De riguroso negro, Virginia y sus chicos se vistieron, por fin, de Labuat…
Publicado por Julian Sorel
Última edición por Admin el Miér Feb 11, 2009 11:09 pm, editado 1 vez
Re: RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
Soy tu aire
Las canciones, las buenas canciones, poseen la hermosa capacidad de provocar en el oyente una experiencia emocional y estética (siempre subjetiva) que se apoya en una serie de elementos que constituyen el sentimiento y el poder de evocación necesarios para estimular el placer. Algunos de esos elementos son la melodía, el ritmo, la armonía, la voz, la letra y la instrumentación.
La música provoca más sensaciones simultáneas que ningún otro referente artístico y cultural. Por eso es tan maravillosa.
En mi caso, que no soy un experto ni mucho menos desde el punto de vista técnico, una canción me atrae cuanto más consigue estimular esas sensaciones. Podremos hablar de estilos, de géneros, de estructuras, etc. Pero, independientemente de todo ello, una canción me resulta más bella cuanto mayor es su capacidad de emocionarme.
“Soy tu aire” es una canción formidable, porque es un torrente de sensaciones que te va envolviendo poco a poco hasta conseguir una explosión de sentimientos que la hacen realmente extraordinaria. Necesitas escucharla varias veces porque algo te dice que no lo has captado todo, que hay más… Y, efectivamente, al escucharla otra vez, sientes ese algo más y deseas continuar sintiéndolo una y otra vez. Es un tema que hay que paladear cuidadosamente, intentando captar todos los matices (que son muchos y de muchos colores). Te deja un regusto final fantástico y unas ganas enormes de seguir saboreando algo tan delicioso.
Es una canción que no se olvida, que emociona, que no sabe a nada que hayas probado antes… Un soplo de aire fresco en la cara que te hace sonreír.
Pero, además, es un viaje. Un viaje que comienza lento, apoyado en una delicada y bella melodía y en la voz susurrante de Virginia (por un momento crees que te está hablando al oído, sólo a ti). Tras un breve silencio, tras una pequeña parada, el viaje acelera su ritmo, la instrumentación se apodera del instante y comienzan a aparecer toda una serie de preciosos y sorprendentes matices musicales. Nuevamente el silencio, otra parada, y el sonido delicioso del xilófono acompañado del piano dibuja las primeras notas de la cajita de música que comienza a abrirse... y esa magia lo envuelve todo. La voz de Virginia abandona el susurro y se desgarra gritándole a los cuatro vientos que es aire y que es agua y que es libre, y la percusión final nos transporta directamente a un colorido y alegre caos circense. Inmerso en él, te sientes como el niño que, tras un viaje en Tiovivo, quiere seguir dando vueltas mirando como el mundo gira a su alrededor.
La producción de The Pinker Tones deslumbra por su altísimo nivel. La mezcla de estilos clásicos con otros realmente originales, así como la variedad de la instrumentación aportan tantos matices que es imposible captarlos hasta no haberlos escuchado varias veces. Un espectáculo colorista que desborda alegría a pesar de una melodía constante con toques algo melancólicos a modo de vals. Ese contraste está tan bien logrado que resulta ciertamente espléndido.
La letra merece capítulo aparte (y lo tendrá). Creo que su fuerza evocadora reside en lo sugerente de sus imágenes y, sobre todo, en su interpretación. Habrá que estar pendientes del video musical y de cómo se enfoca la historia en él, porque la ambigüedad del texto puede ir desde una lectura puramente pasional y erótica a otra mucho más simbólica, casi mágica. Yo la imagino de esta última manera. Cierro los ojos y me parece escuchar a la propia Música, a la Poesía cantar que es aire y agua y que es libre y que es alegre y que es de uno mismo y de nadie. ¿Quién mejor que Virginia para simbolizar este grito de afirmación del arte puro?
A pesar de tener algunos giros sorprendentes y ciertas expresiones algo barrocas, esa visión metafórica, casi onírica, dota al texto de una belleza ciertamente sugerente. Leído sin más, el poema de Risto es sencillamente extraordinario.
¿Y qué decir de la voz de Virginia? Es su sensibilidad, su dulzura y esa fuerza desgarradora que se apodera in crescendo de la canción lo que le da armonía a todo. Una canción tan evocadora, tan plástica, necesita apoyarse en la seducción de una voz definitivamente sensual como la de ella.
Habrá quien piense que no es su estilo. Yo empiezo a creer que Virginia, afortunadamente, no tiene estilos… o que tiene más de los que pensábamos. Ella es capaz de apoderarse de cualquier tema, siempre que le sugiera algo auténtico y hermoso. Se desenvuelve magníficamente bien en todo aquello que rezuma sensibilidad. El color de su voz es poliédrico, tanto que tengo la sensación de que aún nos reserva otras muchas sorpresas agradables.
El envoltorio de Labuat es magnífico, sí. Pero la esencia, Virginia, es la que lo hace aún más bello y especial. Abierta esa cajita de música, queda ella, espléndida, radiante y definitivamente única.
Perdonad por este análisis un poco apresurado. Quería haber dejado algo más de tiempo para hacerlo con mayor objetividad, pero no he podido evitarlo. Además, mucho me temo que esta canción, mañana, me gustará más aún.
Si el resto del disco nos tiene reservadas experiencias como la de este viaje, creo que estamos ante algo muy grande. Defendamos la alegría de este lunes que, como os decía antes, ya no nos podrá quitar nadie.
Labuat ha venido para quedarse. Ahora... que pase el infinito.
Publicado por Julien Sorel
Las canciones, las buenas canciones, poseen la hermosa capacidad de provocar en el oyente una experiencia emocional y estética (siempre subjetiva) que se apoya en una serie de elementos que constituyen el sentimiento y el poder de evocación necesarios para estimular el placer. Algunos de esos elementos son la melodía, el ritmo, la armonía, la voz, la letra y la instrumentación.
La música provoca más sensaciones simultáneas que ningún otro referente artístico y cultural. Por eso es tan maravillosa.
En mi caso, que no soy un experto ni mucho menos desde el punto de vista técnico, una canción me atrae cuanto más consigue estimular esas sensaciones. Podremos hablar de estilos, de géneros, de estructuras, etc. Pero, independientemente de todo ello, una canción me resulta más bella cuanto mayor es su capacidad de emocionarme.
“Soy tu aire” es una canción formidable, porque es un torrente de sensaciones que te va envolviendo poco a poco hasta conseguir una explosión de sentimientos que la hacen realmente extraordinaria. Necesitas escucharla varias veces porque algo te dice que no lo has captado todo, que hay más… Y, efectivamente, al escucharla otra vez, sientes ese algo más y deseas continuar sintiéndolo una y otra vez. Es un tema que hay que paladear cuidadosamente, intentando captar todos los matices (que son muchos y de muchos colores). Te deja un regusto final fantástico y unas ganas enormes de seguir saboreando algo tan delicioso.
Es una canción que no se olvida, que emociona, que no sabe a nada que hayas probado antes… Un soplo de aire fresco en la cara que te hace sonreír.
Pero, además, es un viaje. Un viaje que comienza lento, apoyado en una delicada y bella melodía y en la voz susurrante de Virginia (por un momento crees que te está hablando al oído, sólo a ti). Tras un breve silencio, tras una pequeña parada, el viaje acelera su ritmo, la instrumentación se apodera del instante y comienzan a aparecer toda una serie de preciosos y sorprendentes matices musicales. Nuevamente el silencio, otra parada, y el sonido delicioso del xilófono acompañado del piano dibuja las primeras notas de la cajita de música que comienza a abrirse... y esa magia lo envuelve todo. La voz de Virginia abandona el susurro y se desgarra gritándole a los cuatro vientos que es aire y que es agua y que es libre, y la percusión final nos transporta directamente a un colorido y alegre caos circense. Inmerso en él, te sientes como el niño que, tras un viaje en Tiovivo, quiere seguir dando vueltas mirando como el mundo gira a su alrededor.
La producción de The Pinker Tones deslumbra por su altísimo nivel. La mezcla de estilos clásicos con otros realmente originales, así como la variedad de la instrumentación aportan tantos matices que es imposible captarlos hasta no haberlos escuchado varias veces. Un espectáculo colorista que desborda alegría a pesar de una melodía constante con toques algo melancólicos a modo de vals. Ese contraste está tan bien logrado que resulta ciertamente espléndido.
La letra merece capítulo aparte (y lo tendrá). Creo que su fuerza evocadora reside en lo sugerente de sus imágenes y, sobre todo, en su interpretación. Habrá que estar pendientes del video musical y de cómo se enfoca la historia en él, porque la ambigüedad del texto puede ir desde una lectura puramente pasional y erótica a otra mucho más simbólica, casi mágica. Yo la imagino de esta última manera. Cierro los ojos y me parece escuchar a la propia Música, a la Poesía cantar que es aire y agua y que es libre y que es alegre y que es de uno mismo y de nadie. ¿Quién mejor que Virginia para simbolizar este grito de afirmación del arte puro?
A pesar de tener algunos giros sorprendentes y ciertas expresiones algo barrocas, esa visión metafórica, casi onírica, dota al texto de una belleza ciertamente sugerente. Leído sin más, el poema de Risto es sencillamente extraordinario.
¿Y qué decir de la voz de Virginia? Es su sensibilidad, su dulzura y esa fuerza desgarradora que se apodera in crescendo de la canción lo que le da armonía a todo. Una canción tan evocadora, tan plástica, necesita apoyarse en la seducción de una voz definitivamente sensual como la de ella.
Habrá quien piense que no es su estilo. Yo empiezo a creer que Virginia, afortunadamente, no tiene estilos… o que tiene más de los que pensábamos. Ella es capaz de apoderarse de cualquier tema, siempre que le sugiera algo auténtico y hermoso. Se desenvuelve magníficamente bien en todo aquello que rezuma sensibilidad. El color de su voz es poliédrico, tanto que tengo la sensación de que aún nos reserva otras muchas sorpresas agradables.
El envoltorio de Labuat es magnífico, sí. Pero la esencia, Virginia, es la que lo hace aún más bello y especial. Abierta esa cajita de música, queda ella, espléndida, radiante y definitivamente única.
Perdonad por este análisis un poco apresurado. Quería haber dejado algo más de tiempo para hacerlo con mayor objetividad, pero no he podido evitarlo. Además, mucho me temo que esta canción, mañana, me gustará más aún.
Si el resto del disco nos tiene reservadas experiencias como la de este viaje, creo que estamos ante algo muy grande. Defendamos la alegría de este lunes que, como os decía antes, ya no nos podrá quitar nadie.
Labuat ha venido para quedarse. Ahora... que pase el infinito.
Publicado por Julien Sorel
Re: RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
Este lunes no me lo quita nadie
La magia existe, hoy más que nunca, en forma de música.
Es aire y es agua.
Gracias, Labuat, por este momento tan maravilloso.
Estoy muy feliz. Después de tanto tiempo esperando, de tantos buenos deseos, de momentos de duda y de miedos… hoy no puedo parar de sonreír. El misterio de Labuat se ha desvelado. Y es algo sensacional.
Qué ganas de seguir abriendo la cajita de música…
No sé cómo será el resto del disco, pero como sea similar a esto, nos encontramos ante algo verdaderamente magnífico.
De momento, a mí este lunes no me lo quita nadie.
Publicado por Juian Sorel
La magia existe, hoy más que nunca, en forma de música.
Es aire y es agua.
Gracias, Labuat, por este momento tan maravilloso.
Estoy muy feliz. Después de tanto tiempo esperando, de tantos buenos deseos, de momentos de duda y de miedos… hoy no puedo parar de sonreír. El misterio de Labuat se ha desvelado. Y es algo sensacional.
Qué ganas de seguir abriendo la cajita de música…
No sé cómo será el resto del disco, pero como sea similar a esto, nos encontramos ante algo verdaderamente magnífico.
De momento, a mí este lunes no me lo quita nadie.
Publicado por Juian Sorel
Re: RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
El sonido de la mariposa
Espero que te hayas comprado un buen escudo… porque mucho me temo que lo vas a necesitar.
Pase lo que pase.
Aunque aparezcan los sonidos de los 70, las trompetas cool, los aires de bossa, la influencia Beatle mezclada con canción melódica, el sonido vintage actualizado, el funk, los aromas de jazz, el dance combinado con reggae-ska, el soul o las referencias a Burt Bacharach.
Aunque todo ello esté amparado por una producción de gran potencia, capaz de descubrir el mejor groove y conservar la delicadeza y la fuerza con cierto velo naif, sin perder la capacidad de sorpresa para crear una música estimulante, abierta, estándar y contemporánea al mismo tiempo… siempre diferente.
Aunque así sea… las flechas volarán y lo sabes. Y te apuntarán a ti. Al fin y al cabo, tú le has pintado las alas a la mariposa; y te harán (te haremos) responsable del cambio... Incluso si llegase a lucir su vuelo aún más hermoso, si eso fuera posible, alguna flecha te caería de todos modos.
Por eso, gracias por el arrojo. Gracias por asumir de antemano las culpas. Gracias, en definitiva, por seguir protegiéndola cuando salga por esa puerta y deje de ser crisálida…
Te ha tocado otra vez el papel de proscrito. En el fondo eres un sentimental…
Publicado por Julian Sorel
Espero que te hayas comprado un buen escudo… porque mucho me temo que lo vas a necesitar.
Pase lo que pase.
Aunque aparezcan los sonidos de los 70, las trompetas cool, los aires de bossa, la influencia Beatle mezclada con canción melódica, el sonido vintage actualizado, el funk, los aromas de jazz, el dance combinado con reggae-ska, el soul o las referencias a Burt Bacharach.
Aunque todo ello esté amparado por una producción de gran potencia, capaz de descubrir el mejor groove y conservar la delicadeza y la fuerza con cierto velo naif, sin perder la capacidad de sorpresa para crear una música estimulante, abierta, estándar y contemporánea al mismo tiempo… siempre diferente.
Aunque así sea… las flechas volarán y lo sabes. Y te apuntarán a ti. Al fin y al cabo, tú le has pintado las alas a la mariposa; y te harán (te haremos) responsable del cambio... Incluso si llegase a lucir su vuelo aún más hermoso, si eso fuera posible, alguna flecha te caería de todos modos.
Por eso, gracias por el arrojo. Gracias por asumir de antemano las culpas. Gracias, en definitiva, por seguir protegiéndola cuando salga por esa puerta y deje de ser crisálida…
Te ha tocado otra vez el papel de proscrito. En el fondo eres un sentimental…
Publicado por Julian Sorel
Re: RINCON "SONRÍAN POR FAVOR" By Julian Sorel
La carretera del trueno
Suena una armónica en alguna parte. El viento entra por las ventanas abiertas despeinándote y la mañana ilumina tus labios rojos. Conduces por una carretera solitaria, de grandes llanuras de color anaranjado. No te hacen falta mapas. Proteges tus ojos con unas gafas oscuras y el sol del horizonte se dibuja en ellas. Springsteen susurra: “Estos dos carriles nos llevarán a algún sitio. Tenemos una última oportunidad de hacerlo realidad. Cambiemos las ruedas por alas”. El retrovisor te devuelve una gran sonrisa.
Fuera del coche todo pasa a gran velocidad, difuminándose como una pintura mojada. Las llanuras se convierten en verdes colinas y nuevamente en llanuras. Las horas pasan deprisa pero los días son largos. Se hace de noche y caen gotas de lluvia. Vuelve a amanecer y las nubes son hermosas.
¿Cuánto tiempo estarás allí?
Siempre he estado allí.
Una guitarra en el asiento trasero es tu única compañía. De vez en cuando necesitas echar la vista atrás un instante para saber que está ahí y es agradable y te sientes mejor al hacerlo y el camino es más llevadero. El aire fresco acaricia tu cara y todo está bien.
¿Qué harás después?
Seguiré conduciendo...
Sigues el compás de la canción con los dedos sobre el volante. Springsteen te canta al oído: “Yo me largo de aquí para ganar” y sonríes guiñándole un ojo. Por un momento sólo existes tú, la música y esa carretera solitaria… nada más.
Así son las canciones.
Publicado por Julian Sorel.
Suena una armónica en alguna parte. El viento entra por las ventanas abiertas despeinándote y la mañana ilumina tus labios rojos. Conduces por una carretera solitaria, de grandes llanuras de color anaranjado. No te hacen falta mapas. Proteges tus ojos con unas gafas oscuras y el sol del horizonte se dibuja en ellas. Springsteen susurra: “Estos dos carriles nos llevarán a algún sitio. Tenemos una última oportunidad de hacerlo realidad. Cambiemos las ruedas por alas”. El retrovisor te devuelve una gran sonrisa.
Fuera del coche todo pasa a gran velocidad, difuminándose como una pintura mojada. Las llanuras se convierten en verdes colinas y nuevamente en llanuras. Las horas pasan deprisa pero los días son largos. Se hace de noche y caen gotas de lluvia. Vuelve a amanecer y las nubes son hermosas.
¿Cuánto tiempo estarás allí?
Siempre he estado allí.
Una guitarra en el asiento trasero es tu única compañía. De vez en cuando necesitas echar la vista atrás un instante para saber que está ahí y es agradable y te sientes mejor al hacerlo y el camino es más llevadero. El aire fresco acaricia tu cara y todo está bien.
¿Qué harás después?
Seguiré conduciendo...
Sigues el compás de la canción con los dedos sobre el volante. Springsteen te canta al oído: “Yo me largo de aquí para ganar” y sonríes guiñándole un ojo. Por un momento sólo existes tú, la música y esa carretera solitaria… nada más.
Así son las canciones.
Publicado por Julian Sorel.
LA CULPA ES DE LA BUFANDA
Así que estoy en la barra de un bar, puede que en el centro, apurando mi tercera cerveza sin demasiados planes para esa noche. Sin demasiados planes para el resto de noches en realidad. Suena una canción de Alicia Keys y hace bastante calor. Fuera aún es de día. Aquí dentro no estoy seguro.
La camarera es una rubia imponente. Se mueve de un lado a otro de la barra canturreando la canción de Alicia. Es guapa, muy guapa. El bar está vacío o, al menos, me lo parece. Apuro el último trago de cerveza y le pido otra a la rubia. Sonríe sin mirarme, saca otro tercio de la cámara frigorífica, lo abre y me lo acerca dejándolo sobre el mostrador.
- ¿Celebras algo? – me dice, con acento de Lauren Bacall.
- San Valentín – respondo levantando la botella a modo de brindis.
Ella se ríe, pero no dice nada más. Casi mejor. Pienso que va siendo hora de largarme. Realmente es muy guapa. Demasiado. Alicia canta “en ocasiones un hombre sólo necesita la caricia de una mujer”.
De repente entra alguien y se sienta a mi lado en la barra. Es un tipo pequeño, rubio y bajito, y su cara me resulta condenadamente familiar. Lleva una gabardina azul que parece cuatro tallas mayor lo menos. Trae consigo un aparatoso maletín, muy grande, casi más grande que él mismo, que deja junto a su silla. Pide un café y permanece un rato con la mirada perdida en ninguna parte mientras la camarera se lo sirve. Luego sigue un rato más observando la taza humeante. La rubia está ahora al otro extremo del local; miro hacia allí casi sin querer y mis ojos se cruzan un instante con los suyos. Creo que sonríe. Supongo que yo también, así que decido que es hora de irme. Me incorporo a duras penas del taburete y saco mi cartera.
- ¿Cree usted en el amor? - me pregunta de repente, a bocajarro, el tipo bajito.
- ¿Perdone?
- Qué si cree usted en el amor, ya sabe... Con estos tiempos que corren quiero decir… - su rostro parece algo triste o quizá es una impresión mía.
- Pues… supongo que sí. El amor es algo que siempre está ahí. Digo yo… - atino a responder torpemente sin demasiado entusiasmo.
- Sí, claro. Siempre está ahí. Eso es cierto - el tipo parece hablar para sí sólo y se queda otra vez ensimismado en su café.
Dejo el dinero sobre la barra y me marcho sin decir nada más. Tampoco me despido de la rubia. Definitivamente es demasiado guapa.
Efectivamente fuera todavía es de día. Me pongo las gafas de sol y pienso que no tengo nada que hacer hasta la hora de dormir, aún es muy pronto. Así que me siento en un banco, justo enfrente del bar. Hace un poco de frío y es por eso que me doy cuenta que he perdido la maldita bufanda. Aunque puede que no la cogiera esta mañana… tanto da.
Una pareja de novios está justo en el banco de al lado, haciéndose la respiración boca a boca. Puede que se hayan mareado o algo.
Al otro lado de la calle, junto a un semáforo, un tipo alto y grande como una montaña pasea nervioso mirando constantemente el reloj. Lleva un ramo de rosas que adorna de vez en cuando ligeramente con los dedos, mientras lo olfatea y su cara se ilumina. Parece muy contento.
Después de un rato, me digo a mí mismo que qué demonios hago allí sentado y decido marcharme. Así que me pongo en pie y justo en ese instante veo al tipo bajito de la gabardina azul salir del bar. Es más pequeño de lo que parecía y tiene la misma cara de preocupación de antes. Es entonces cuando ocurre algo insólito. Se quita la dichosa gabardina y sólo lleva unos calzoncillos blancos debajo. Parece un niño. Dos pequeñas alas se mueven temblorosas en su espalda, como espabilándose. Abre el maletín y saca un pequeño arco y un carcaj repleto de flechas. Se los cuelga, mira a ambos lados de la calle, como queriendo pasar desapercibido, y se marcha volando.
Por un momento tengo la tentación de preguntarle a la parejita de al lado si ha visto lo mismo que yo, pero siguen haciéndose la respiración boca a boca. Debe haber sido un mareo importante. El tipo grande de la acera de enfrente ya no está sólo. Una chica bajita, muy delgada, sonríe y estrecha cuidadosamente contra su pecho el ramo de rosas. El chico es tan alto que casi tiene que cogerla en brazos para besarla.
Miro de nuevo hacia la puerta del bar y, para mi sorpresa, la camarera rubia se acerca a mí son esos enormes ojos color miel. Trae también sus curvas con ella. Por un momento me olvido de todo lo demás y mi corazón late al ritmo de sus caderas.
- ¿Es suya esta bufanda? - me pregunta con esos labios carnosos y despiadados.
- Eh… sí. Sí, es mía. Pensé que la había perdido. Muchas gracias.
- De nada.
Me coloca suavemente la bufanda al cuello y se da media vuelta, no sin antes dedicarme otra espectacular sonrisa. Lleva una minifalda de las que quitan el hipo, suben la fiebre y aceleran el ritmo cardiaco. La veo caminar hacia el bar y es justo en ese preciso instante cuando me doy cuenta de que estoy perdido.
Maldito enano con alas. Me la ha vuelto a jugar…
Decido por unanimidad que necesito otra cerveza, así que cruzo corriendo la calle y me dirijo nuevamente al bar. Después de todo, aún es pronto…
. :: LITERATURA
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